LA INVISIBILIZACIÓN CONDESCENDIENTE
Cuando la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 estuvo en riesgo, al igual que el Órgano de Revisión Nacional o la Reglamentación de la propia Ley; cuando retrocedían las políticas públicas en todo el territorio nacional a partir de recortes en los programas destinados a las provincias, a nadie se le ocurrió pedirle credenciales o medallas a quienes alzaran la voz ante esos atropellos.
No se trata de tener razón. Si no hubiésemos planteado con anterioridad la urgencia de la vacunación a las personas usuarias de los monovalentes, de igual modo deberíamos hacerlo con todo el ímpetu ahora mientras somos testigos del alto costo en vidas
Pero reducir todo a una moral de lo mismo no nos sirve para nada.
Siempre se ha dicho y se ha denunciado cómo la lógica manicomial objetiva, ignorando el dolor de una persona internada. Hoy nos confrontamos con la triste realidad de que la permanencia en esas instituciones manicomiales se constituyó en un obstáculo, en una amenaza para el acceso al derecho a la salud.
Es evidente que ninguna persona en el territorio nacional ha elegido cuándo vacunarse.
La historia nos pone ante paradojas, muchas experiencias tuvieron parte de su accionar colectivo en las paredes manicomiales que salieron al encuentro desde los DDHH y las lógicas sustitutivas de otras experiencias, modalidades de prácticas y territorios. Por eso festejamos cuando en el marco de una campaña nacional en provincia se avanza a la red de APS en el marco de procesos que pueden referenciar grupos poblacionales y facilitar la accesibilidad a las vacunas conociendo grupos etáreos, comorbilidades, múltiples vulnerabilidades entre las cuales cada equipo podrá señalar las problemáticas psicosociales a fin de producir acceso a derechos y no estigmatización. Esto no ha sido sin consecuencias previas ante la falta de visibilidad de nuestro campo y mientras el derrotero de las demandas se reorientaron a monovalentes, obstaculizando burocráticamente.
Sin embargo, el hecho de “residir” en instituciones estatales ancladas en el Ministerio de Salud les ha obstaculizado burocráticamente a pesar de gestiones previas realizadas, a las personas usuarias-os de salud mental el acceso a tal derecho en forma oportuna, organizada, con criterios específicos clínicos-epidemiológicos, reconociendo el carácter de vulnerabilidad psicosocial y la situación de cronicidad. (Revisar criterios de la OMS para establecer población vulnerable en la pandemia)
Por todo esto debía vacunarse hace meses a todos los trabajadores y usuarias/os de las instituciones de SM, a todos los internados por motivos de SM en lo público y privado, a los que habitan los dispositivos sustitutivos o son señalados por equipos territoriales como situaciones críticas como ha ocurrido en otras provincias.
No se trata sólo de las muertes. Se trata de cómo se producen esas muertes, de las responsabilidades que se deben asumir ante éstas. Se trata de cómo se acompaña cada vida. No se incorporó en la agenda de las Políticas Públicas esta situación, condición primaria para garantizar las vidas.
No se trata sólo de denunciar el manicomio, hace más de un año que empezó la pandemia y las políticas de cuidado no estuvieron a la altura de las necesidades o desaparecieron en gestiones burocráticas.
Se trata de no anestesiarse y no ser condescendientes con nosotrxs mismxs.
“Salud Mental somxs todxs”, fue una de nuestras consignas más potentes.
La responsabilidad ante estas muertes sin reparo también somxs todxs.
Se trata de dar la vida. La muerte escrita como inexorable o destino ataca a la vida.
Lo que no se registra, sigue bajo idéntico curso. Tanto la vulnerabilidad como la falta de vacunación en algunos sectores continúan presente pese a al sufrimiento y dolor de tantas personas usuarias, familiares y trabajadores que no naturalizan estas desgarradoras omisiones especialmente en aquellos lugares que se llegó tarde y que se resguardan con silencios. La pesadilla no terminó, hay necesidades en pie, resguardemos a las personas usuarias en este tiempo donde las formas manicomiales se dan la mano con la pandemia, a pesar del esfuerzo de muchos equipos aún hay mucho trabajo pendiente, convencidos que un mañana mejor se juega hoy.
Movimiento de usuarixs y trabajadorxs en defensa de la Ley Nacional de Salud Mental.